Desde los primeros meses de vida, especialmente si se observan retrasos en el desarrollo, convulsiones o movimientos anormales.
Retrasos en el habla, dificultades para caminar, pérdida de habilidades adquiridas, crisis convulsivas o falta de atención pueden ser signos de alerta.
Sí, los tratamientos están adaptados al desarrollo neurológico infantil y pueden incluir terapias multidisciplinarias, medicamentos específicos y acompañamiento escolar.

